jueves, 29 de noviembre de 2007

David contra Goliat (2ª parte)

Travesuras

-Oh, tenía la esperanza de que se le hubiese olvidado. ¿Mike? ¿De verdad tienes alguna idea?
-Ya te lo he dicho. Podemos tirarles piedras.
-¡Por el amor de Bog! ¡Este no es momento para bromas!
-Pero, Man, podemos tirarle piedras a la Tierra. Y vamos a hacerlo.


La solución estaba ahí mismo, bajo sus pies, ni siquiera habían reparado en ello y sin embargo, no costaba creer que una máquina, para la cual el mundo que conocía no era más que una sucesión infinita de fórmulas matemáticas, lo hubiera tenido en cuenta desde el principio. Mike veía números; fuerza, masa, velocidad... energía, una inmensa cantidad de energía potencial almacenada a cientos de miles de kilómetros de la tierra. Estaban viviendo sobre millones de toneladas de roca viva situadas prácticamente en la cima de un pozo gravitatorio cuyo único e inexorable final era la Tierra, el enemigo. Visto así, parece que la solución era tan sencilla como dejar caer piedras, aunque es posible que sólo se tratara de la idea inocente de un niño jugando a soldados y trincheras.


La honda de Dios

En el fantástico universo de Mundodisco (¿Desea saber más?), hay un famoso manual de la guerra que se titula: "Cómo afrontar un contencioso en el que el enemigo posee superioridad numérica y se encuentra fortificado". El primer capítulo, titulado: "Procura ser el enemigo", nos da una pista de la escabrosa situación en la que se encontraban los habitantes de la Luna. Sin embargo, el ejercito lunar contaba con una pequeña ventaja de campo, su posición elevada... a unos 384.000 Km. sobre la Tierra. A grandes males, grandes remedios. Vayamos por partes.

Como ya sabréis, los cuerpos, en virtud de su masa, deforman el espacio que los rodea generando una fuerza de atracción mutua que llamamos comúnmente gravedad. Ésta aumenta con la masa de los cuerpos y disminuye con la distancia que los separa. Para alejar a un cuerpo de otro que lo atrae, hay que realizar un trabajo en contra de dicha fuerza, es decir, invertir una energía, que queda almacenada (por eso de no crear ni destruir) en forma de energía potencial gravitatoria. Sea cual sea la razón, por el devenir de la creación, el Big-Bang y esas cosas, algo puso en circulación alrededor de nuestro planeta una esfera enorme de roca a la que llamamos cariñosamente Luna y que se mantiene orbitando a una distancia prudencial de la Tierra, (los que os perdisteis el último capítulo podéis asumir que le tiene miedo). A esta distancia, cualquier cuerpo que no se encuentra en órbita se mueve hacia la Tierra con una aceleración, producida por la gravedad, que aumenta a medida que se reduce la distancia entre ambos, llegando a su superficie a velocidades altísimas, que es de lo que se trata la historia. Pero no es tan sencillo.

Pulso de titanes

La Luna, que también tiene su corazoncito (de varios trillones de toneladas), deforma el espacio de igual manera, creando su propio campo gravitatorio; sí, a pesar de todo lo que he dicho hasta ahora, recomiendo fervientemente a los habitantes de la Luna que no escupan hacia arriba si no quieren mojarse. -¿En que quedamos?, si tiramos una piedra, ¿cae hacia arriba o cae hacia abajo?...- pues depende de la altura a la que la lances. Veamos: en la superficie lunar, la fuerza de atracción que genera la Luna es mucho mayor que la de la Tierra (por eso de jugar en casa, la distancia es mucho menor), sin embargo, si trazamos una linea recta entre ambos astros como una posible trayectoria para nuestra particular bala de cañón, se observa que la fuerza con la que la Luna atrae al pedrusco disminuye a medida que éste se aleja de su superficie (a la vez que aumenta la atracción terrestre, -lógica aplastante-). Con todo, si tiramos una pelota a una altura razonable (nada que ver con Oliver y Benji) es probable que logremos recuperarla. Pues bien, existe un punto de no retorno, una delgada linea roja a partir de la cual nuestras pelotas (con perdón) emprenderán su homérico viaje en dirección a alguna portería de la Tierra impulsadas únicamente por su espíritu aventurero (amén de la fuerza gravitatoria terrestre).

Este punto en el que la titánica lucha astral se encuentra en tablas se puede calcular igualando la intensidad del campo gravitatorio de sus contendientes (pues sobre la linea imaginaria trazada, estos tienen la misma dirección y sentidos opuestos), una magnitud que representa la fuerza con la que un cuerpo atrae a 1 kilogramo de masa. Cuanto mayor es el tamaño del cuerpo en cuestión mayor es su intensidad de campo siendo más pequeña, por el contrario, cuanto mayor es la distancia al mismo. Por lo tanto, teniendo en cuenta que la Tierra tiene, aproximadamente, 80 veces el tamaño de la Luna, está claro que el satélite tendrá las de perder en esta particular competición de "a ver quien la tiene más grande" y el punto de no retorno se encontrará considerablemente más cerca de la superficie lunar. ¿Cuánto exactamente? así, a "Good Cuber's Eye", yo le echo unos 38.000 Km. sobre la superficie lunar, más o menos, una décima parte de la distancia total entre la Tierra y la Luna. ¿Alguna pregunta? Bien, sigamos.


Inversiones seguras a largo plazo

Como ya habréis adivinado, de lo que se trata ahora es de como conseguir aprovechar toda esa energía potencial que fue abandonada a su suerte, años ha, por el beneplácito de los dioses. Los lunares, conscientes de las limitaciones de su situación, aplicaron correctamente uno de los teoremas más importantes de la física universal, aquel conocido como: Ley del Mínimo Esfuerzo, o lo que es lo mismo: ¿para qué vas a trabajar de más si puedes conseguir que el universo haga tu trabajo?

Por lo que sabemos hasta ahora, bastaría con lanzar una piedra hasta el punto de no retorno y dejar que la Tierra se encargara del resto. ¿Cuál es la mínima velocidad inicial necesaria para qu
e la bala alcance este punto? -¡Que lo calcule Mike!- ¡No!, para hacerlo más entretenido, vamos a suponer que alguien ha estado descargando contenido inapropiado de la red lunar y ahora Mike tiene un virus. Cómo en el Servicio de Atención al Cliente no responden y nos hemos cansado de escuchar el tono de espera de Chayanne, vamos a intentar resolverlo por nosotros mismos. -¡Arj! ¡La masa me sale negativa! ¡Faltan datos!...- ¡Calma!, aún no hemos empezado, coged aire que pasa rápido.

Otra cosa no lo sé pero rocas, en la Luna, hay muchas así que no vamos a especular con el tamaño de la piedra y seremos fieles a la novela usando proyectiles de 500 toneladas. Teniendo en cuenta la Ley de la Conservación de la Energía, la energía mecánica total (potencial, por su posición y cinética, asociada al movimiento) debería de ser la misma tanto en la superficie lunar como en el punto de equilibrio. Mientras que en la Luna, la bala se mueve con cierta velocidad inicial debida al lanzamiento y, por lo tanto, tiene una determinada energía cinética, en el punto de equilibrio, la energía cinética es nula puesto que pretendemos hallar la velocidad mínima para alcanzarlo. Por lo tanto, si igualamos las expresiones de la energía mecánica obtenemos: EpE = EpL + EcL, o lo que es lo mismo, la energía cinética que queremos calcular es la diferencia de la energía potencial entre los dos puntos, es decir, el trabajo que hay que realizar para llevar la masa de la piedra de un punto a el otro. Por otra parte, hay que tener en cuenta que la energía potencial gravitatoria considerada es la suma de la que provocan la Tierra y la Luna en cada uno de los puntos. Algunos datos para que hagáis números:
  • Energía potencial: Ep = - G.M.m/r (Constante G = 6,67 ·10exp(-11), r = Distancia, M|m = Masa)
  • Energía cinética: Ec = 1/2.(m.v2) (m = Masa, v = velocidad)
  • Masa de la Tierra: 5.98 ·10exp(24) Kg.
  • Radio de la Tierra: 6370 Km.
  • Masa de la Luna: 7.34 ·10exp(22)
  • Radio de la Luna: 1740 Km.
  • Distancia Tierra-Luna (entre sus centros): 384.000 Km.
Mi calculadora dice que la velocidad inicial necesaria para que el proyectil alcance la Barrera Zero (hay que ver que dramático queda... ¡Bravo Armageddon!) es de 2.269,37 m/s. Parece un valor coherente dentro del orden de magnitud que estamos tratando, no obstante, si algún lector ávido de pulsar botones le apetece echar cuentas, no me opondré en absoluto. (¿Desea saber más? En esta página encontraréis una aplicación que os permite hacer despegar cohetes desde la superficie de la tierra y conocer la fuerza, energía cinética, potencial... y otros valores de interés, mientras jugáis a "los astronautas").

Está claro que acelerar una masa de 500 toneladas hasta alcanzar la velocidad minima no es una cuestión sencilla y menos si tus recursos energéticos son
bastante limitados, de todas formas, en este caso, lo que nos interesa es el margen de beneficio que se obtiene... ¿Habéis visto en en los dibujos animados, al malvado de turno haciendo rodar una pequeña bola de nieve desde lo alto de una cumbre nevada? Pues esto es algo similar.


La curiosidad mató al gato

-¡Luego admite que sí ha utilizado armas atómicas!
-¡Oh, Bog!- Me dolía la cabeza-. No he dicho nada de eso. Si golpea algo con la fuerza suficiente, saltan chispas. Lo único que hemos hecho ha sido producir las chispas más grandes de la historia de la humanidad.


A pesar de las advertencias, los avisos, del estudio de la órbita de los proyectiles con precisión milimétrica y la elección de objetivos alejados de la población, la necedad humana convirtió una demostración de fuerza en una auténtica carnicería. Movidos por la curiosidad, miles de personas se agolparon para demostrar que el rídiculo de los lunares, de los cuales los periódicos ya clamaban: "Pretenden lanzar arroz", sería evidente. Ignorantes de lo que podrían producir unos cuantos billones de julios liberados en un instante en un solo punto, familias enteras se acercaron a las zonas de impacto para observar el que sería el mayor (y último) espectáculo de sus vidas.


Fuegos artificiales


Llegó el momento de comenzar la orgía de cifras, valores imposibles y comparaciones absurdas de las que tanto nos gusta hablar. Habíamos dejado a la piedra flotando plácidamente entre la Tierra y la Luna, en equilibrio perfecto de cuerpo y mente y apunto de alcanzar el Zen... no es que me divierta perturbar la meditación ajena pero lo que nos interesa es que el proyectil llegue a la Tierra, así que supongamos que le hemos proporcionado un poco más de la energía cinética necesaria para que alcance el punto límite y ahora se dirige en caída libre hacia la superficie terrestre. ¿Qué ocurre cuando hacemos el cálculo anterior en sentido contrario?

[Casio está trabajando...]

Resultado: la velocidad con la que la bala alcanza la tierra es 11.076,93 m/s, casi 5 veces superior a la inicial, lo cual sería un resultado bastante pobre como para haber escrito una entrada tan larga de no ser porque en la expresión de la energía cinética la velocidad aparece elevada al cuadrado y, por lo tanto, también lo estará cualquier factor por el que ésta se multiplique. Es decir, la energía total con la que el proyectil llega a la Tierra es, aproximadamente, 25 veces superior a la invertida para su lanzamiento, un beneficio del 2500%... ¡ríete tú de Matías y su Cuenta Naranja! En términos más frikis, para que lo entendamos todos, es como intentar dar un puñetazo y que Chuck Norris lo dé en tu lugar.

En cualquier caso, un impacto de este ca
libre... ¿hace mucho ruido? Pues, a esa velocidad, la energía cinética de una piedra de 500 toneladas es (y vamos a ponerlo con todas las cifras, la notación científica le quita la gracia a estos blogs) de: 30.674.594.560.000 Julios, mas o menos la energía liberada por la explosión de un artefacto de 8 Kilotones, media bomba de Hiroshima, suficiente para dejar ciegos, pelados, sordos (y muertos, por cierto) a unos cientos de miles de personas o, en su defecto, dar el miedo suficiente como para que el gobierno de la Tierra se plantee dejar en paz a los lunares. Menos da una piedra... espera, no.

A pesar de que este tipo de explosiones no son más que una liberación brusca de energía mecánica, sus efectos se asemejan al de cualquier dispositivo nuclear: radiación electromagnética a frecuencias muy variadas en forma de luz, visible e invisible y calor... así como vibración y movimiento de tierras consecuente de la interaccion mecánica entre el proyectil y la superficie terrestre. A lo largo de la historia, ha habido varias ocasiones en las que se especuló con la posibilidad de que algunos impactos de meteoritos se trataran de explosiones nucleares, sin embargo, la ausencia de radiaciones características de estos artefactos, como las radiaciones alfa, beta y gamma, desechó esta clase de ideas. Una de las más famosas y controvertidas ha sido el impacto en Tunguska, que se produjo en junio de 1908 en Siberia (¿Desea saber más?).


Armageddon

-Man, mi primer y mejor amigo, es posible que este sea mi último mensaje. He utilizado la Pequeña Honda de David para colocar los proyectiles restantes en órbitas de larga duración en prevención de un posible ataque contra la catapulta (probabilidad del 93.5%).

La ventaja de contar con la ayuda de un ordenador balísitico es que te puedes ahorrar toda clase de tediosos cálculos. La gravedad puede ser un recurso muy valioso si los datos son correctos y Mike nunca que equivocaba. Sin embargo, su capacidad era limitada como la de cualquier otra máquina y no sabía si el control simultáneo de la trayectoria de un centenerar de proyectiles sobrepasaba sus limitaciones. Es posible que la imagen de la Tierra en el firmamento lunar, repleta de puntos de luz fundidos en uno, fuera el último regalo que Mike les diera a sus compatriotas.



¡Por fin! He concluído este post con el que llevaba peleándome unas cuantas semanas, a pesar de todo el trabajo y los combates a muerte con el editor de textos de Blogger, creo que ha merecido la pena. Aún quedan algunas cuestiones por resolver como el funcionamiento de la mencionada "catapulta" de los lunares, pero creo que es el momento de pasar a otro tema. Espero haberos animado, aunque sólo fuera un poco, a darle una oportunidad a esta gran novela... en el peor de los casos, me habré obligado a releerla de nuevo lo cual me ha traído bastantes recuerdos agradables. Nada más, un saludo y gracias por haber llegado hasta aquí.

Ender.



lunes, 19 de noviembre de 2007

David contra Goliat (1ª parte)

La luna es una cruel amante

Pese a lo que pueda parecer por el título y al enorme interés que podría llegar a tener estudiar la influencia de los movimientos lunares en la líbido de la población femenina mundial, ése no será el tema a tratar en esta entrada. La cabecera hace referencia a la novela del mismo nombre escrita en 1966 por Robert A. Heinlein. La luna es una cruel amante es la última de las cuatro grandes obras por las cuales el autor fue galardonado con un premio Hugo y que le harían pasar a la historia, junto con Isaac Asimov y Arthur C. Clarke, como uno de los padres de la Ciencia Ficción moderna. Desde estas líneas, pretendo acercar a todos los aficionados al género a la que es, para mi gusto, una de las mejores novelas de Ciencia Ficción, así como estudiar ciertas cuestiones interesantes desde el punto de vista de la física y de gran importancia para el desarrollo de la historia.



Está vivo... ¡vivo!

Cuando instalaron a Mike en la Luna era un cognum puro, una lógica flexible -un Supervisor Multi-Evaluante y Lógico de Amplio Espectro Opcional, Generación IV, Modelo L-...






Si hay un auténtico protagonista de esta historia, ese honor debería pertenecerle a Mike, una
máquina diseñada para responder preguntas haciendo suposiciones a partir de datos insuficientes, un ordenador como cualquier otro, ni el más rápido ni el más efectivo, con una salvedad: no siempre decía la verdad. A pesar de que una máquina prácticamente omnipotente que adquiere libre albedrío para tomar decisiones es una idea que siempre se ha tornado, en cierta forma, aterradora (Hal 9000 en 2001, A Space Odyssey, Skynet en Terminator...), Mike era la viva imagen de la inocencia, un niño para el que el mundo real no era más que un juego pero con suficiente poder como para destruirlo.

Hacia el año 2070, la Luna se encontraba bajo el control de la Autoridad, una institución gubernamental de la Tierra creada varias generaciones atrás con el objetivo de dirigir su explotación para el cultivo de trigo como solución última a la superpoblación mundial. Form
ada originalmente por una colonia de convictos de todo el planeta, la población de la Luna había logrado sobrevivir a este entorno hostil y al gobierno de tintes dictatoriales que representaba a la Autoridad bajo la figura del Alcaide. La Luna se había convertido en una prisión para todos sus habitantes, sin esperanza de indulto ni posibilidad de huída, pues la influencia de la gravedad en sus cuerpos convertía la vida de cualquier lunar en una cadena perpetua.


Flotando en el aire


Desde que se llevara a cabo la primera misión tripulada al espacio (Yuri Gagarin, cosmonauta del programa Vostok, 12 de abril de 1961) ya se conocía de manera experimental la influencia de la ausencia de gravedad sobre el cuerpo humano. Aunque los conocimientos eran bastante limitados debido a la escasa longevidad temporal de estas misiones, apenas 5 años después, Heinlein se atrevió a aventurar que las consecuencias de una estancia prolongada en un entorno sometido a una fuerza de gravedad inferior a la terrestre podrían llegar a ser irreversibles.

A pesar de que el hombre, en su exploración del espacio profundo, siempre se encontrará a merced de la atracción gravitatoria de algún astro, la sensación de ingravidez y, a efectos prácticos, la ausencia de gravedad, es algo habitual en el espacio. ¿Por qué ocurre esto? La fuerza con la que la tierra atrae a un cuerpo disminuye a medida que aumenta la distancia que lo separa de ella, sin embargo, a una altura de órbita habitual (como pueden ser los 350 kilómetros), la atracción gravitatoria que sufre una estación espacial es similar a la que tendría sobre la superficie terrestre. ¿Por qué esta fuerza resulta imperceptible? La razón radica en que, bajo la acción del campo gravitatorio, tanto la estación espacial como su desafortunado tripulante, descienden continuamente en caída libre hacia la Tierra, se encuentran sometidos a la misma aceleración y, por lo tanto, no existe ninguna superficie fija que se oponga a la gravedad mediante la, comúnmente llamada, fuerza normal. Esta ausencia trasmite la sensación de carencia de peso y de estar situado en un ambiente ingrávido. Este efecto, denominado microgravedad, es una sensación similar a encontrarse en el interior de un ascensor en caída libre desde lo alto de un rascacielos, una experiencia única (no lo probéis en casa). Es por esta razón que, en la actualidad, algunos astronautas llevan a cabo simulaciones utilizando aviones especiales que se elevan a gran altura y se dejan caer libremente durante periodos cortos de tiempo.

Otro tema de interés sería comprender la razón por la cual el ingrávido, junto con su jaula espacial, no acaban definitivamente estrellados contra la tierra. La explicación a este fenómeno radica en la velocidad tangencial (es decir, en dirección perpendicular a la atracción terrestre), a la que se encuentran desplazándose. La aceleración de la gravedad provoca que la estación espacial "gire" en dirección a la Tierra, si su velocidad es suficientemente alta, el resultado es una trayectoria circular alrededor del planeta que coincide con una órbita a cierta altura y, dado que el rozamiento no existe o es despreciable, esta situación puede llegar a mantenerse de manera indefinida. A efectos prácticos y aunque pueda resultar una afirmación bastante abstracta, diremos que el cosmonauta se encuentra constantemente "cayendo alrededor de la Tierra", podéis utilizarlo como "tema de conversación interesante" si lo creéis oportuno (ya me entendéis), aunque os advierto que, lamentablemente, la física no suele ser un buen recurso. Para no profundizar más en este tema, pues no era el objetivo inicial de la entrada, concluiré diciendo que este efecto se produce cuando la fuerza centrípeta del giro que describe la jaula, que depende de la distancia a la Tierra así como de la citada velocidad tangencial de su trayectoria, iguala a la fuerza gravitatoria a la que está sometida. Puedes ver una demostración visual de como varía la órbita de un cuerpo alrededor de la Tierra en función de su velocidad aquí.

Esta explicación viene al caso si tenemos en cuenta que la gravedad en la superficie lunar es notablemente inferior a la terrestre (1.62 m/s², aproximádamente un 16% de la atracción en la Tierra) y dado que aún no se ha podido experimentar una permanencia prolongada en la Luna, para hablar sobre las consecuencias de la ingravided, tomaremos como referencia los largos periodos de tiempo que permanecen los astronautas en órbita alrededor de la Tierra en algunas misiones actuales.



La gravedad de la Gravedad


Despues de explicar los fundamentos de la ingravidez en el espacio, pasaré a mencionar algunas de las consecuencias que esta "ausencia" de gravedad provoca a niveles fisiológicos. Los siguientes tres parrafos tienen un interés puramente cultural, se trata de curiosidades, hasta cierto punto, cercanas al mundo de la física que pueden llegar a explicar el contexto en el que se encontraban los habitantes de la Luna en la novela.

Además de las consecuencias físicas predecibles, en la actualidad, es sabido que la gravedad actúa como una señal mecánica que es traducida por el cuerpo en reacciones químicas a nivel celular que provocan los mencionados cambios. Por ejemplo: en ausencia de gra
vedad, los músculos de la cadera y la columna, principales encargados de mantener la posición erguida en la Tierra, se atrofian (pierden hasta un 20% de su masa) en cierta medida, por falta de uso, pero este efecto aparece potenciado porque el cuerpo interpreta que su uso es innecesario y reduce la cantidad de nutrientes que reciben.

Más efectos de la ausencia de gravedad: se produce una reducción de la densidad de los huesos (hasta un 40%), lo que es conocido comúnmente como osteoporosis. Antes se creía que la gravedad provocaba una señal mecánica interpretada químicamente por el cuerpo pero, en la actualidad, se sabe que este efecto es puramente físico, la falta de la tensión que habitualmente ejercen los músculos en los extremos de los huesos que les sirven de soporte hace que el cuerpo reduzca la fabricación de células óseas.

Por último, también cabe mencionar la reducción del volumen sanguíneo (la cantidad de sangre en el cuerpo disminuye hasta en un 20%). Esto se produce porque, en la tierra, debido a la acción de la gravedad, la sangre se concentra en mayor medida en la parte inferior del cuerpo mientras que en el espacio se distrib
uye equitativamente. Con ello, el organismo detecta que la presión en el cerebro es demasiado elevada e interpreta que es necesario reducir la cantidad total de sangre, lo que acaba desembocando de nuevo en la atrofia del corazón, disminución del ritmo cardiaco, etc.

Como un bicho contra el cristal

Sin embargo, pese a lo que el autor pudiera creer, actualmente se sabe que la mayoría de estos efectos son reversibles. Si bien no se ha experimentado un periodo tan prolongado como podría ser el de una condena en la Luna por descargarse "The Core" del Emule (por la película, no por la piratería), para las misiones realizadas hasta la actualidad, el tiempo de recuperación ha variado desde los pocos días (en el caso del volumen sanguíneo) a varios años (para las cuestiones relacionadas con los huesos), habiendo incluso algunos efectos permanentes que podrían llegar a incomodar a los lunares pero no como para impedir su vida en nuestro planeta. El fuerte entrenamiento al que se ven sometidos los astronautas antes y durante las misiones sólo sirve como paliativo a estos efectos y en la actualidad, como ya apuntaría Heinlein en su novela, se utilizan dispositivos "simuladores" para preparar el cuerpo para la vuelta a casa. El último grito en este tipo de dispositivos dista mucho de lo que podríamos imaginar como un generador de gravedad corriente (en la Ciencia Ficción, claro), su nombre es LBNP (Lower Body Negative Presure), un "macro-aspirador-de-piernas" atado a un andador. Teóricamente, el aparato en cuestión "simula la sensación de gravedad al aplicar, mediante aspiración de aire, una presión negativa sobre la parte inferior del cuerpo", así, los astronautas pueden ejercitarse con un peso corporal efectivo hasta un 20% superior al que tendrían en la tierra y reestablecer el gradiente de presión sanguínea. En fin, la idea es buena, no se puede negar, pero yo sigo imaginándome a Goku haciendo abdominales camino de Namek.

No obstante, hay que tener en cuenta el viaje de vuelta. En circunstancias normales, la reentrada en la atmósfera terrestre a bordo de una nave de transporte estándar de las que aparecen en cualquier historia de Ciencia Ficción, podría resultar hasta cierto punto incómoda: traqueteos, deceleración repentina, aumento de la presión y la temperatura internas... pero, como veremos más adelante, la metodología de los lunares para los viajes Luna-Tierra,
derivada de su opresiva situación, se aleja bastante de la Ciencia Ficción más ortodoxa. Encerrados en cilindros de metal cargados de grano, los desafortunados viajeros eran, literalmente, disparados contra la Tierra. No acababan estrellándose sin control, sin embargo, la deceleración que experimentaba el proyectil antes de su llegada a la superficie (por medio de retrorreactores y otros habituales recursos de la Ciencia Ficción), era de, aproximadamente, 6 gravedades . Cuando se trata de transportar grano esto no tiene importancia, el trigo no tiene sentimientos, sin embargo, para una ser humano cuyo organismo está acostumbrado a la gravedad de la Luna significa sentir que su peso es 35 veces mayor del habitual. Aún cuando consiguieran amortiguar de alguna forma la presión contra la superficie metálica del proyectil, el cuerpo no es un objeto rígido y, probablemente, los organos internos acabarían aplastados contra sus propios huesos. Una delicia vamos, ¿qué hay para comer?.


Revolución

-¡Manuel, mi unico amigo, estoy terriblemente consternado!
-¿Qué ocurre, Mike?
-Lo he probado y probado, comprobado y comprobado. ¡Sólo tenemos una posibilidad entre siete de conseguirlo!


La situación en la Luna empeoraba, los abusos de autoridad de su gobierno eran insostenibles y bajo la indiferencia superficial de sus habitantes se fraguaban las armas de la revolución. Como ya ocurriría muchas otras veces a lo largo de la historia, en cualquier otro contexto, la revolución habría nacido muerta, si no en su planteamiento, en su puesta en práctica. Era necesaria la combinación exacta de arte y ciencia para llevarla a término y, por fortuna para todos los lunares, Mike conocía todo el arte y la ciencia de la historia. Así que, cuando un simple ingeniero de sistemas informáticos, durante una reparación de rutina (Mike había considerado gracioso que un conserje recibiera una nómina de 6 millones de dólares), entablo amistad con él, se dió el primer paso para acabar con la Autoridad lunar.

Lo que en un principio sólo eran teorías e historia, líneas y líneas de información serializada en paquetes de bits, se convirtió en un juego en el que Mike era el protagonista, un juego en el que podría rodearse de gente "no-estúpida", los únicos a los que él llamaba amigos. Pese a que su control sobre la maquinaria lunar era total, la revolución no iba a ser una cuestión sencilla, el gobierno terrestre no permitiría que un puñado de convictos sublevados tomara el control de su propia vida y condicionara el envío de grano a la Tierra. Para los artífices de la revolución, emprender la lucha suponía una dura decisión. Cuando Mike analizó la situación en profundidad, los cientos de miles de premisas posibles, los millones de variables aleatorias y funciones de probabilidad, concluyó apesadumbrado que las posibilidades de victoria eran de 1 contra 7. Pero hay algo que no sabía, a los lunares les encanta apostar.

La forma en que los lunares, aparentemente indefensos, lograron hacer frente a toda la maquinaria de guerra terrestre es lo que trataré a lo largo de la segunda parte de este estudio. Agradezco a todos los lectores que hayan conseguido mantenerse despiertos hasta estas líneas, si os habéis quedado intrigados, no dudéis en leer la novela y en volver a visitar el blog próximamente. Os espero en el próximo capítulo, nos veremos pronto.

Un saludo.

Ender